Al momento de escribir este artículo Colombia afronta una de las situaciones más complejas en materia sanitaria y de salud pública por cuenta de la covid-19. Con un promedio de muertes diarias que supera en los últimos días los 500, la temible cifra de 100 000 muertes se ha superado sin ningún atisbo de mejora en los próximos días. Y ante la situación de apertura económica, movilizaciones y relajamiento de las medidas de cuidado pareciera que la única salida es la aceleración de la vacunación de la población.
La situación sanitaria actual ha impulsado el desarrollo científico a nivel global, así como la mejora continua en procesos estratégicos, cooperativos y logísticos encaminados a mitigar la propagación del virus covid-19, que combinaron, en una primera etapa, el fortalecimiento de los sistemas de salud y, en un segundo momento, la implementación de planes de vacunación masivos.
En el caso Colombia, la prevención de la pandemia ha centrado su estrategia en periodos de aislamiento que condujeron posteriormente a la apertura de las actividades cotidianas. La idea fue aprovechar dichos periodos para fortalecer el sistema de salud y luego implementar medidas de bioseguridad, acompañadas de pruebas y rastreos de focos de contagio, manteniendo informada a la población sobre la trazabilidad del virus. A la luz de las cifras, este esfuerzo del gobierno nacional y los gobiernos locales ha sido insuficiente.
Para el Gobierno, uno de los planes proyectados más importantes es el Plan Nacional de Vacunación contra covid-19, diseñado en dos fases y cinco etapas de implementación. La apuesta es lograr la disminución de la propagación de la covid-19 entre la ciudadanía alcanzando la inmunidad de rebaño. Este plan implicó un proceso de adquisición y flujo constante de vacunas a través de alianzas estratégicas multilaterales y la compra directa a los laboratorios productores, que ha soportado la finalización de las dos primeras etapas y el avance de la tercera etapa de la fase 1-2021, lo que permite confirmar que al menos 12 206 104 colombianos se han aplicado la primera dosis de la vacuna y se encuentran 16 227 002 dosis asignadas a 6 de junio de 2021, según el Ministerio de Salud.
Sin embargo, la capacidad obtenida no ha sido la proyectada en un inicio. Los trámites, las dificultades y en su momento las gestiones globales de las vacunas impidieron que Colombia alcanzara la cantidad de dosis necesarias. Esto hubiera sido distinto si la promoción y el apoyo a la ciencia, la tecnología y la innovación fueran más fuertes en el país.
En efecto, uno de los elementos que se han resaltado en esta pandemia es la pérdida de capacidad científica de Colombia para la producción de vacunas y otros productos en los que el país fue pionero y líder en América Latina hasta mediados de los años noventa del siglo pasado.
En el Congreso se propone, desde una perspectiva evolutiva e hipotética para efectos del análisis, una agenda legislativa enfocada en el fortalecimiento de las capacidades científicas de Colombia. En ese sentido, el senador Ernesto Macías Tovar advierte sobre la materia:
Siempre hay que trabajar en eso. Y no solamente legislar en esa dirección, sino aplicar las normas vigentes sobre la materia. Hay que fortalecer la investigación científica y, sobre todo, la capacidad del sector para desarrollar los resultados de esa investigación.
De la misma manera, el senador Jonatan Tamayo muestra su postura a favor de la propuesta:
Por supuesto, todo periodo legislativo debe tener contenido en el fortalecimiento del sistema científico en el país para ir evolucionando más rápido en ese sector, porque llegan momentos como el actual, en el que requerimos de mayor progreso en la ciencia colombiana y nos toca depender en su mayor parte de las entidades internacionales.
Además, el senador Tamayo hace énfasis en la importancia de continuar impulsando el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, como eje principal para promover el sector en Colombia:
Somos un país en vía de desarrollo científico, y tenemos fortalezas naturales que debemos aprovechar junto con el excelente talento humano con el que contamos, nuestros profesionales. Por eso el Congreso de la República otorgó mayor jerarquía institucional y presupuestal a nuestros procesos científicos: recordemos que quienes pertenecemos a la Comisión Sexta le apostamos a la creación del Ministerio de Ciencia e impulsamos la Ley 1951 de 2019, “por la cual crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación” y se fortalece el sistema nacional a través de iniciativas que siguen complementándose en cada agenda legislativa con proyectos que venimos tramitando.
La senadora Criselda Lobo hace hincapié en la demora del país en implementar una agenda de dicha índole, que promueva el conocimiento en un país rico, pero que carece de apoyo al talento humano enfocado en la ciencia, la tecnología y la innovación:
Estamos en mora de tener una agenda legislativa en la parte científica en nuestro país, en todos los aspectos. Somos un país rico, no solamente rico en el suelo y en el subsuelo, sino también muy rico en los recursos humanos. Los genios y los científicos de nuestro país se tienen que ir para otros países porque Colombia no aporta, no valora lo que tenemos en recursos humanos. Por ejemplo, en un recorrido por Europa, exactamente en el aeropuerto de Fráncfort (Alemania), me encontré a una familia que por el aspecto me di cuenta que eran latinos como yo. Les hablé y me contestaron en español. Eran de Bucaramanga y el gobierno japonés les pago, al niño y a toda la familia, para que viajaran a Tokio a un concurso de genios en Matemáticas. Se escapan nuestros cerebros porque aquí el Estado colombiano y los gobiernos no apoyan.
En conclusión, y de acuerdo a los aportes de los distintos senadores, es pertinente proponer ante el Congreso de la República una agenda científica que contemple todos los pilares encaminados hacia el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación en Colombia. De esta manera, que se lograrían estándares de invención y calidad altos, que beneficien a nivel interno y externo, dinamizando la economía y el reconocimiento internacional mediante estrategias como las patentes.
Colombia necesita una agenda científica traducible a futuro en una legislación que le permita desarrollar todo su potencial científico. Esto significa, en últimas, pensar en una prospectiva que garantice una política de Estado en pro de desarrollos propios o compartidos mediante la cooperación internacional, en campos como la biotecnología, el desarrollo agrícola y la generación de energías limpias, y también en materia farmacéutica, para enfrentar los retos que se nos presentarán seguramente en un futuro cercano.