Las elecciones del Congreso de la República de Colombia, máximo órgano representativo del Poder Legislativo, se desarrollaron el 13 de marzo de 2022 bajo el mecanismo de elección popular, donde el pueblo eligió a los próximos miembros del Senado de la República por circunscripción nacional y la Cámara de Representantes por circunscripción departamental para el periodo 2022-2026. Los resultados llevaron a que las bancadas de derecha perdieron varias de sus curules y las bancadas de izquierda se fortalecieran, eventualidad que refleja la indignación y el cambio que busca la población colombiana cansada de la era política de derecha más conocida como el “uribismo”.
Si bien es cierto que Colombia ha presentado distintas problemáticas a lo largo del tiempo, la corrupción, el desempleo, la pobreza y la inseguridad son unas de las situaciones más señaladas dentro de un país que cuenta con gran potencial, pero que irrazonablemente no se proyecta a un progreso altamente potencial que mitigue los impactos negativos ocasionados por las variables cuestionadas. Y, como resultado de ello, los índices de percepción institucional son bastante minúsculos:
“Colombia en el año 2021 obtuvo un puntaje de 39 sobre 100 en el índice de percepción de la corrupción, donde se encuentra analizado el Congreso de la República y demás instituciones públicas” (La República, 2021),
razón por la que la mayor parte de la nación no cree plenamente en las decisiones estatales.
Y como si fuera poco, el escenario de incertidumbre y desconfianza no solo existe por parte de la población, sino que actualmente algunos de los candidatos también muestran inconformismo con respecto a la mayor parte de los entes competentes del Sistema Electoral. Esta postura la reafirma el Honorable Senador José Gaviria, quien expresa que es imposible mejorar la percepción de una institución si no se cuenta con las personas idóneas a cargo.
Aun así, cabe resaltar que otras instituciones como el
Congreso de la República, desde sus gestiones administrativas y legislativas, han adoptado distintas estrategias que apuntan a aplicar mecanismos de transparencia útiles que dan cumplimiento al principio de publicidad y accesibilidad por parte de toda la población, sin discriminación alguna.
Partiendo de las premisas mencionadas en los párrafos anteriores, dicho inconformismo, desconfianza e incredulidad se evidenciaron en las urnas, donde el Congreso con las bancadas de derecha más grandes pasa a ser mayormente equilibrado, lo que permite inferir que se apuesta a un cambio, a un escenario de diálogo donde existe mayor inclusión y cohesión y donde la balanza no se inclina hacia una sola ideología, garantizando así posiblemente mayor eficiencia en la toma de decisiones legislativas, demostrando el sinsabor de una población que vislumbra un futuro en condiciones dignas, pero un país que presenta proyecciones desfavorables por falta de oportunidades.
Por su parte, el Honorable Senador Santiago Valencia menciona que las mismas circunstancias sociales han direccionado las decisiones de la población; infiere que “las personas se decepcionan, se desilusionan de la política, muchos de ellos deciden no volver a votar y al final lo que termina pasando es que quienes tienen estructuras clientelistas de compra de votos saben cuánta plata se necesita para llegar”; hecho del que también resalta la necesidad de corregir, pues no está bien dejar los votos en manos de unos cuantos.
De esta manera, y con los resultados obtenidos, se espera que el nuevo Congreso 2022-2026, en articulación con los resultados de las elecciones presidenciales, haga frente a las necesidades de una población con mayor capacidad argumentativa, analítica y equilibrada, que procure el bienestar social sobre los intereses particulares, sin un desarraigo de los factores económicos y dinámicas nacionales e internacionales que forman parte de la base sólida de Colombia. En suma, podría decirse que se espera una dinámica política diferente y posiblemente competitiva en cualquiera de los escenarios que puedan presentarse.