Miradas de la trayectoria de Colombia como uno de los miembros de la Alianza del Pacífico y el mercado internacional

Katerin Aparicio Velandia
Profesión: Relaciones Económicas Internacionales Universidad: Autónoma de Colombia Maestría en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad: Santo Tomas - katerin.aparicio@senado.gov.co

Este artículo tiene como objetivo principal dar a conocer diversas opiniones y puntos de vista de algunos honorables senadores de la República, no solo sobre la integración económica consolidada en la Alianza del Pacífico, sino a nivel general sobre las negociaciones internacionales que ha venido gestionando y firmando Colombia con diferentes países. En ese sentido, la libre circulación de mercancías, que era uno de los pilares más llamativos de dicha alianza, ha de evaluarse desde muchos puntos de vista ya que Colombia necesita importar de los países asiáticos muchas cosas que no se producen en el territorio nacional. Adicionalmente, nos encontramos en desventaja en temas como la manufactura industrial, la innovación para agilizar los tiempos de entrega y la calidad de nuestros productos.

La creación y reglamento de la integración económica entre Colombia, Perú, Chile y México llamada Alianza del Pacifico[1] responde a una línea de acción enfocada en ampliar nuestro mercado mediante negociaciones internacionales. Estos cuatro países pretenden ayudarse mutuamente en temas de crecimiento económico, competitividad y desarrollo negociando bienes, productos y servicios para beneficio común.

 
   


Colombia se ve beneficiada porque dicha alianza le permite acceder al mercado de Asia ya que los otros tres países miembros tienen acuerdos con esta región2. Por lo tanto, las empresas colombianas obtienen facilidades para crear estrategias y cadenas de valor que mejoran sus capacidades de exportación de bienes y servicios a territorio asiático.

Conforme con lo anterior, el honorable senador Guillermo García Realpe afirma:

Son importantes los grupos de Latinoamérica y del Pacífico. […] Pero si en esos convenios no defendemos a Colombia, no defendemos a los productores colombianos, se convierten en tratados de libre comercio [que] en lugar de ser instrumentos de posibilidades de desarrollo son instrumentos de perjuicio para nuestra gente y para el producto colombiano.

Por otra parte, existen países observadores que se limitan a realizar acercamientos con los países miembros para tratar temas específicos. En el caso particular de Ecuador, se ha aproximado a la Alianza para ser un miembro asociado. La honorable senadora Myriam Alicia Paredes dice:

Entre los gobiernos de Colombia y Ecuador, los dos presidentes habían acordado la reapertura de la frontera el 1 de diciembre. Pero la sorpresa para los nariñenses y para Colombia es que la medida que toma el señor presidente Lasso, del Ecuador, es que la reapertura se realizará en cuatro etapas, y la primera etapa se realizará exclusivamente para el comercio internacional. Obviamente, eso es un transporte que ya viene a través del tiempo generándose sin dificultades, pero en este momento lo que se está esperando es que el paso peatonal se reabra con todas la medidas de bioseguridad y que se cumpla el compromiso que el Ecuador había hecho con el gobierno colombiano.

Evidentemente, la ccongresista defiende la libre circulación no solo del comercio internacional de productos, sino también de personas, para dinamizar e incentivar la apertura de la economía tras la crisis mundial por todos los efectos de la pandemia y la pospandemia. La opinión de la senadora Paredes hace eco de las voces que consideran a Colombia como un país cuya apertura económica ha mantenido una trayectoria de mejora mediante la firma de convenios internacionales.

Sin embargo, para posicionarnos como exportadores de buena calidad y en cantidad, el país debería ofrecer productos innovadores enfocados en las necesidades del mercado. Adicionalmente, no es solo que en el país existan empresas nacionales o internacionales exportadoras, también se necesita mejorar un factor importante: la calidad del transporte terrestre y del marítimo y la adecuada logística en todo el proceso de circulación y negociación.

Por lo anterior, se plantearon dos preguntas clave a varios honorables senadores respecto a la integración económica y cuáles serían los posibles aspectos a mejorar en el caso colombiano.

¿Cuáles son los retos de Colombia en materia internacional para posicionarse en el escenario global? ¿Tiene que ser un país que exporte?

El honorable senador Rodrigo Lara Restrepo señala:

Colombia no exporta valor agregado colombiano, exporta productos fabricados con el trabajo de los colombianos. Da mucho carbón, pero eso no es suficiente. La única forma de generar empleo es tener manufactura, es tener valor agregado y vender hacia el exterior.

Es evidente, que Colombia, un país en desarrollo, no tiene la estructura manufacturera suficiente, como lo menciona el senador, para la elaboración masiva de productos que ofrezcan valor agregado. Es decir, muchos de los productos exportados, como las flores o el carbón, necesitan insumos para ser trasformados en algo mejor, más atractivo o más útil. Y como tales insumos no se originan en el país, se debe recurrir a su importación.

Otro punto de vista nos ofrece el honorable senador Rodrigo Villalba Mosquera:

Acá hay un potencial grande de exportaciones, con oportunidades, como el aguacate Hass, pero para eso hay que mirar internamente. La FAO ha dicho que hacia 2050 se va a necesitar 70 % más de alimentos para el mundo. Para ello ha hecho un mapa y Colombia está dentro de los eventuales siete productores grandes de esa mayor población. Tenemos potencial grande, pero tiene que haber aquí más cosas.

En la base de datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) Colombia se encuentra presente no solo de cara a la agenda 2030, en el ODS 2[2], sino en una proyección y prospectiva a 2050. Por otro lado, será un reto de gran impacto para el país aprovechar la oportunidad que brinda dicha organización para crear estrategias competitivas en calidad, precio y tiempo.

Un factor importante en términos de negociación económica e internacional es que el bien, producto o servicio, además de la buena calidad, sea entregado en los tiempos requeridos y establecidos. Esto es fundamental no solo por temas de negociación, sino de impuestos, lo que afectaría el indicador de medición para la competitividad y legitimidad del proceso de exportación.

Llevando las mismas preguntas a otra orilla política, la honorable senadora Sandra Liliana Ortiz Nova afirma:

Los TLC celebrados no benefician al país; al contrario, están afectándolo. […] Los agroinsumos se están importando, muchos productos, como la leche, también. No podemos hacer TLC. Más bien renegociar los que están vigentes. Mirar una estrategia fuerte del Gobierno porque se está afectando la economía interna, al sector agropecuario, y eso está trayendo más pobreza porque cada vez los productos son más caros.

Este argumento refleja la situación actual de Colombia: no parece que se trate solo de firmar acuerdos de cooperación, tratados de libre comercio o integraciones económicas, sino de negociar beneficios mutuos que luego sí se cumplan. Como lo menciona la senadora Ortiz, algunos insumos necesarios no son fabricados en el país y el costo de sus productos asociados puede elevarse fácilmente a tal punto que el valor comercial no sea competitivo.

Así, el honorable senador Antonio Eresmid Sanguino Páez afirma sobre los TLC vigentes:

No benefician al país, 16 en total, hay que reformarlos, revisarlos, ajustarlos. Sobre todo ahora, después de la pandemia, pues el mundo cambió, era un antes de esta y es otro después. Ello implica una dinámica de relaciones comerciales distinta. Colombia tiene que examinar su vocación productiva: no solo tiene que sustituir la coca, también la minería; tiene que convertirse en una potencia en la producción y exportación de alimentos; convertir su biodiversidad en la gran articuladora y el gran motor del desarrollo económico del país, no acabando los recursos, sino protegiéndolos. Eso tiene un valor inmenso hoy en el contexto de la crisis climática. Colombia tiene que cobrar por la protección de la Amazonia, los páramos, la biodiversidad. Eso lo paga el mundo hoy, así que se requiere una mirada distinta de nuestras relaciones comerciales. Por eso un proyecto de ley que está haciendo tránsito en el Congreso es la revisión seria, concertada y precedida [de esos TLC].

¿Qué tan beneficiosos son para Colombia referente a todo el tema internacional?, se evidencia que Estados Unidos como la potencial mundial y en países asiáticos (mercado objetivo de la Alianza) que la capacidad de realizar constante cambio e innovación en los productos es una estrategia que beneficia no solo a la empresa sino a la economía del país.

Además, se debe ser congruente en los procesos que se realicen en cada modificación de alguna negociación, ya que como lo menciona el Senador Sanguino, no es de sustituir cultivos ilícitos o explotación de tierras sino de generar un cambio o un impacto a nivel mundial con la riqueza que Colombia tiene y que se debe generar ese valor agregado que por muchas décadas no se ha logrado. Por tanto, el Nonorable senador Santiago Valencia González afirma:

[Los TLC son] muy importantes porque Colombia tiene que abrir sus fronteras al mundo. Nosotros tenemos muchos productos que podemos vender, que son apetecibles en todo el mundo y que obviamente mejoran nuestra economía. De manera que lo que podamos hacer para abrir nuevos mercados distintos a los tradicionales, Estados Unidos y Europa, pues yo creo que hay que hacerlo […]. Todos estos tratados comerciales con el resto del mundo son importantes y lo que hacen es dar oportunidades a nuestros empresarios para que podamos vender nuestros productos en el exterior.

Se pueden observar diversas opiniones de los honorables congresistas cuya premisa es que si una negociación no contiene una estructura sólida y concisa, que especifique en artículos separados los beneficios mutuos o individuales, se abre una brecha en lo consolidado. Esto dañaría no solo la comercialización de las materias primas de cada país, sino la legitimidad de cada acción, y tendría efectos negativos en nuestras relaciones políticas, conómicas y comerciales internacionales pues las integraciones económicas y los TLC no se verían como favorables para otras posibles negociaciones.

Por otro lado, es de gran importancia mencionar uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de gran impacto no solo para Colombia, sino para todos los miembros de la Alianza; a saber, el ODS 8: promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos[3]. En efecto, para dar cumplimiento a las doce metas relacionadas con este objetivo se deben tener en cuenta la integración económica y las negociaciones en torno a esta. Con todas las afirmaciones de los congresistas se cree que sí se pueden cumplir dichas metas, si todas las partes toman decisiones para que las reglas del juego sean ejecutadas de forma que los países involucrados (en este caso, los de la Alianza del Pacífico), se vean beneficiados. Esto es, que la balanza comercial y la de pagos de cada país reflejen un aumento porcentual positivo y que no se degrade la mano de obra del país por importar bienes, insumos o complementarios para finalizar la cadena de valor y los productos o servicios a comercializarse.

Para concluir, según las opiniones de los congresistas, se debe revisar cada tratado de libre comercio o integración económica, no solo desde la rama Ejecutiva, sino desde las comisiones segundas de Senado y Cámara, que lideran dichos temas. Tales revisiones deben tener presente que no solo se trata de firmar acuerdos por tener más aliados, sino para beneficiarse de los acuerdos que se establecen en cada documento, ya sean reducciones arancelarias, flexibilización de limitaciones técnicas o normativas, etc. Cabe mencionar que la pandemia produjo una crisis económica que reafirma lo mencionado por los senadores: no se tiene una producción nacional o un valor agregado del cual se pueda obtener un beneficio o ganancia en la balanza de pagos. En efecto, actualmente los commodities son nuestras salvaguardias económicas, pero se debería invertir más en producir bienes o productos manufacturados nacionales que se puedan exportar a precios comerciales atractivos.

 

[1] Véase https://alianzapacifico.net/que-es-la-alianza/ Véase https://alianzapacifico.net/que-es-la-alianza/

[2] Véase https://www.fao.org/sustainable-development-goals/

goals/goal-2/es/

[3] Véase https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/econo-

mic-growth/

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